Entrevista mano a mano con Landoni, jugador profesional de básquet y estudiante avanzado en la carrera de Licenciatura en Historia de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), para charlar en profundidad sobre la situación de los jugadores y el impacto que tendrá la pandemia del coronavirus en el mundo, su relación académica con China, su visión sobre el COVID-19 y el horizonte de esta crisis que golpea al planeta.

El interno cordobés disputó las últimas dos temporadas de la Liga Argentina con Parque (Foto: Edgardo Corrales para BP)

El pasado miércoles 11 de marzo la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaraba al coronavirus como una pandemia mundial. Al mismo tiempo, en Oklahoma (USA), los árbitros de la NBA decidían suspender el encuentro entre el Thunder y el Jazz, luego de que el francés Rudy Gobert diera positivo en un testeo de COVID-19. Al día siguiente, la principal competencia del mundo del básquet anunciaba suspender sus actividades por tiempo indefinido, y dos semanas después, el Comité Olímpico Internacional (COI) informaba la postergación de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 para el siguiente año. Así de rápido fue todo, y en esa vorágine, el deporte profesional quedó en un plano menor de importancia.

En Argentina, el 29 de abril, AdC y CABB dieron dar por finalizada la temporada 2019/20 de la Liga Argentina, el Torneo Federal, la Liga de Desarrollo y la Liga Nacional Femenina, esta última sin ni siquiera haber comenzando. A pesar de esto, todavía no deciden la suerte de la LNB y se plantean todo tipo de escenarios para buscar un campeón. Lo cierto es que esta postura parece ir a contramano del contexto, sobre todo a la luz de la reciente finalización de la campaña en EuroLiga, como así también en muchos otros países (Brasil, Italia, Grecia, Turquía, Serbia, etc).

La situación es muy complicada, la economía está cayendo en picada y los negocios de entretenimiento, como el básquetbol, no están ajenos a sus consecuencias. La incertidumbre ha invadido la escena mundial, y aunque desde la tribuna los espectadores reclaman que el balón siga picando, lo real es que la humanidad entera está en una encrucijada. Y a pesar de la voluntad de equipos y protagonistas para continuar, presionados por las empresas de patrocinio, no parece haber protocolo de seguridad que garantice la salud de los profesionales. Hasta el mismísimo Shaquille O’Neal, figura histórica y múltiple campeón de la NBA, pidió por la cadena norteamericana TNT “que todos se vayan a casa, se recuperen y regresen el año que viene” (y eso que allá, en Estados Unidos, las calculadores restan de a millones de dólares).

¿Qué pasará con los clubes en Argentina? ¿Cómo afectará esta crisis a jugadores, entrenadores, cuerpo médico, árbitros, comisionados, periodistas, fotógrafos, camarógrafos y a cualquier persona que esté ligada a la actividad deportiva? ¿Cuánto tiempo costará recuperar el nivel de las distintas competencias? Estas son solo algunas de las preguntas que quizás los basquetboleros nos estemos haciendo hoy. Ahora bien, una certeza si tenemos y es que el deporte es parte de la sociedad y no está ajeno a las decisiones políticas de los Estados nacionales, de modo que el futuro del básquetbol queda supeditado a la salida de esta crisis de salud y economía mundial.

Para comprender y analizar mejor este panorama, no hay nada mejor que hacerlo con un propio protagonista. Y es que el cordobés Landoni, quién disputó la reciente atípica temporada de la Liga Argentina con Barrio Parque, además de ser un jugador profesional de básquet con amplio recorrido en todas las categorías nacionales y presencias en selecciones argentinas, también es una palabra autorizada para hablar del tema porque sus conocimientos académicos. Andrés es un estudiante avanzado en la carrera de Licenciatura en Historia de la UNC y una de sus especialidades es la cultura china, ya que desde hace unos años forma parte de la cátedra de Historia contemporánea de Asia y África.

Landoni ante Kazajistán en el Mundial U19 de Nueva Zelanda, en 2009. Andrés promedió 8.7 pts, 3.7 reb y 0.7 as en el certamen en el cual la selección culminó en la 5ta posición con una marca de 5-4 (Foto: FIBA)

¿En qué situación te encontró la pandemia? ¿Recordás cuando fue la primera vez que oíste hablar del COVID-19? Y desde ese día a hoy, ¿cómo fue cambiando tu pensamiento en cuanto al virus, sus alcances y consecuencias políticas/económicas?

–La pandemia agarró al básquet creo que como a la mayoría de las personas del país, digamos que de sorpresa. Me incluyo entre aquellos que subestimaron lo que se venía hablando a partir del brote en China. Incluso me acuerdo del último partido que jugamos con Barrio Parque, que fue cuando se diagnosticó el caso de Rudy Gobert en la NBA. Estaba en el vestuario y era de no creerlo. A partir de ahí empezó una catarata y creo que el baño de realidad fue el caso europeo. Es paradójico como por ahí ciertos eventos y personas despiertan más empatía, pero también fue el hecho de comenzar a ver las cifras de muertes en el mundo. La vorágine fue total, todo de ahí en más se aceleró, un día se suspendieron los partidos, al otro los entrenamientos, y todavía estábamos como diciendo “bueno realmente está pasando algo”. Pasó una semana hasta que se declaró el aislamiento social preventivo y obligatorio, y ahí comenzó una meseta emocional y reflexiva, todos fuimos tomando dimensión y conociendo un poco la situación.

Con respecto al COVID-19 yo creo como a la mayoría de las personas e incluso Estados, uno de los principales factores para la magnitud de esta crisis fue la subestimación y la inacción para prevenirla. Yo tengo por ahí un vínculo un poco especial con China porque integro una cátedra de investigación en la facultad sobre la historia de ese país, entonces estuve un poco involucrado y más al tanto, además de que el titular del grupo estuvo viviendo en Wuhan, donde se produjo uno de los principales focos, y tenía contactos que nos informaban desde allá. Él en su momento nos pintó que la situación era complicada, pero ni aun así lo tomamos muy en serio, esto fue a mediados de febrero. Y bueno, de ahí se vino la catarata que mencionaba al principio.

Landoni en los pasillos de la UNC junto al equipo de la cátedra de «Historia Contemporánea de Asia y África»

Una vez que el Estado declaró el aislamiento social preventivo y obligatorio, ¿cómo hiciste para mantenerte en forma pivoteando entre una posible finalización del torneo y la vuelta al ruedo en un tiempo indeterminado? Y una vez que las autoridades confirmaron la finalización de la temporada, ¿cómo tomaste esa decisión y cuánto te afectó como trabajador?

–En este contexto, en los primeros días la preocupación pasaba por mantenerse en forma, porque la expectativa de retomar el torneo era palpable, pero a medida que los 15 días se convertían en 30, y así sucesivamente, la situación se dilataba. Aún para aquellos que como yo que por ahí no tienen un diálogo continuo con las redes sociales y no consumen noticias deportivas (sólo leo De Bandeja jaja), no les hacía falta relacionar muchas cuestiones para darse cuenta de que la posibilidad de retomar el torneo se volvía muy complicada. Incluyendo el deporte en la condición de espectáculos, con excepción de la televisión, la mayoría de las actividades están siendo muy afectadas a escala mundial, por lo menos en la parte occidental.

Los entrenadores y profesores físicos le pusieron el pecho a la cuestión, trataron de adaptar lo mayor posible sus herramientas a las situaciones particulares para que pudiéramos estar preparados para retomar el torneo, pero como dije, cada vez parecía menos probable. En este sentido, la decisión de terminar la competencia era bastante previsible, incluso entendible. Ahora habrá que ver que resuelve la Liga Nacional.

En cuanto al laburo, como jugador de básquet, nuestra realidad no fue muy distinta a la de los demás trabajadores de diversos sectores de la sociedad. En esto digo, hay una gran diferencia en la escala salarial y la situación cambia mucho entre equipos, categorías y situaciones específicas. En conjunto, como al resto de los grupos de trabajadores, los jugadores mientras estén en competencia y tengan ingresos pueden evitar estar pensando en esto. El parate hizo que tengamos que ver nuestra situación al respecto, sobre todo en la condición de inestabilidad de muchos y eso que estamos en su mayoría bastante mejor parados en capital heredado a diferencia con otros deportes.

En la reciente campaña con Parque Landoni promedió 9,6 pts, 3,9 reb y 1,6 as (Foto: Edgardo Corrales para BP)

Terminada la temporada y con más tiempo disponible para vos, ¿tenés algún proyecto que sigas llevando a cabo?

–Es increíble pero fuera de la rutina pareciera que uno tiene menos tiempo que antes. Yo desde hace unos años, sobre todo desde que me quedé a jugar en la zona de Córdoba y Santa Fe, empecé a estudiar la carrera de historia en la UNC y en los últimos 4 años hice bastantes locuras para poder ir a clases, lo cual el formato de la universidad pública me lo permite, y por eso estoy agradecido a docentes, entrenadores y clubes. Hay días que eran de locos y ahora, en la tranquilidad, uno pareciera sumarse al quietismo. Pero seguimos afrontando varios proyectos pendientes en la facultad y entrenando un poco también, ya que por suerte es un hábito ganado y sirve para salir de las pantallas, algo provocado quizás por la situación que atravesamos.

En la 19/20, Landoni fue uno de los tres jugadores de Parque con más minutos de juego promediando 25,4 por partido (Foto: Edgardo Corrales para BP)

–¿Cómo ves a este virus que está afectando el funcionamiento de las sociedades a escala planetaria? ¿Esta Pandemia es un fenómeno natural o social?

–Al virus lo veo como lo que es, un agente externo. Lo que está causando es propio de la condición humana, es decir sacando a relucir lo peor y lo mejor de la sociedad, y de las sociedades en general. El virus se desató en un mundo y en una coyuntura particular, y esas fueron sus consecuencias. Las pandemias han sido parte de la historia humana y han marcado épocas, pero no ellas de por sí, sino las personas en cada caso. Acá en mi opinión pasa lo mismo, los distintos Estados respondieron según sus parámetros y en ese sentido las confrontaciones de poder, tanto a escala global como nacional, se intensificaron, pero ya existían. Lo que quiero decir es que el virus en sí no es más que una circunstancia.

Landoni visitando el Museo Nacional de Historia en la plaza de Tiananmén en Pekín

¿Qué opinas sobre el modo en que enfrentó la sociedad y el Estado chino está pandemia?

–China aplicó las medidas acordes a su acervo cultural y a las tramas de saber/poder que configuran la sociedad, las cuales son muy distintas a las nuestras, por eso es muy difícil juzgar con una vara universal. Lo que salió a la luz es que el modelo estatal mínimo, defendido por ciertos sectores, no puede resolver cuestiones de estas características. La experiencia parece dar cuenta de que en aquellos lugares donde el Estado tiene más presencia las medidas fueron más efectivas, con esto no hago una defensa del modelo chino, sino que por ahí muchas noticias, y hablo de las inocentes que, si las hay, hacen eco de cuestiones sin dar una reflexión crítica y terminan fomentando estereotipos.

Postal en Chongqing, municipio con 30 millones de habitantes ubicado en la zona céntrica del país

En esta era de “fake news” (noticias falsas) y teorías conspirativas, ¿qué pensás sobre las hipótesis sin sustento que invaden las pantallas?, ¿crees que esta pandemia puede ser leída en el marco de la lucha por la hegemonía mundial entre Estados Unidos y China?

–Las fake news y la infodemia no son un fenómeno del COVID-19 porque ya existían. Por ahí puede haber una intensificación y utilización más puntual de eso. Pero que una mentira se diga no dice mucho, el problema es que se crea, quiere decir que hay sustratos para la xenofobia, la intolerancia, el racismo, y demás cuestiones que muchas de estas “noticias” fomentan.

Siguiendo la línea, el COVID-19 es una coyuntura crítica y marca una ruptura en la cotidianeidad. Que determine un cambio está más vinculado con lo que hagan los sujetos en su relación y con las instancias colectivas y los Estados. Nada garantiza que cambiemos, si bien puede ser una oportunidad de aprendizaje, dependerá desde donde lo miremos. Puede ser positivo o negativo, hace rato que presenciamos crisis y que esto provoque una salida dependerá de cómo se re acomoden las variables. La guerra por la hegemonía está en el tablero y habrán Estados que se acomoden mejor o peor después de esto. Pero no creo que el virus pueda ser una causa, si pueden generar disputas el mal manejo político del mismo, como se está evidenciando.

En el Museo Nacional de Historia junto a Mao Zedong y los héroes de la República Popular China, proclamada el 1 de octubre de 1949

–¿Considerás que esto puede ser el fin de la globalización, al menos como la conocíamos hasta hoy? En ese marco y observando el duro golpe sufrido por el Grupo de los ocho, ¿cómo crees que esto puede afectar la economía mundial, latinoamericana y Argentina?

–Económicamente es muy difícil, no soy especialista ni mucho menos. La globalización depende como la entendamos, ósea la globalidad en el sentido de interconexión no, eso no se va a terminar. Por ahí lo que si va a ser golpeado, y de hecho lo estamos viendo, es el peso de las instancias multilaterales. Por ejemplo, el modo como Estados Unidos se fue de la OMS, sumado a su salida del protocolo por el cambio climático. Otra tendencia parece ser el reforzamiento de los Estados nacionales. La economía está en crisis desde hace años, y no exclusivamente la Argentina, hablo del mundo y sobre todo occidente. Me animo a decir que si no fuera por el crecimiento en su momento de los tigres asiáticos, después los dobles dígitos chinos, el Brics, y demás países en desarrollo, el estancamiento de finales del siglo XX y principios de XXI hubiera hecho estallar varias crisis anteriores. De hecho, aun no salimos de la de los bonos subprime de 2008. El mayor problema es la respuesta que se les ha estado dando, la legitimidad que ciertos discursos están tomando, los surgimientos de fascismos a escala global, algunos en Latinoamérica. Si el remedio es peor que la enfermedad, ¿donde está la cura?

Grutas Budistas de Longmen, en Luoyang, ciudad ubicada en la provincia de Henan, la más habitada de China con casi 100 millones de personas

¿Podes hacer alguna comparación con otras pandemias del siglo XX?

–Respecto a otros virus o pandemias globales, esta es la primera bajo la interconectividad del paradigma actual. Como dije antes, no es que el mundo encontró al coronavirus, sino que este encontró un mundo. De hecho el SARS, un primo del COVID-19, ya había causado muertes en Corea y el sur de China (no estoy bien seguro de si es el mismo virus en ambos) y estos ya habían preparado protocolos para algo similar. En relación histórica, el caso más resonante es el de la gripe española del 1918, que fue de escala planetaria porque la transportaron los soldados de la primera guerra mundial, esa fue la última gran pandemia por cantidad de muertes pero hablar de cifras siempre es cuestionable, ya que depende de los parámetros. Tenemos el cólera, la malaria, el dengue en Argentina, el SIDA, y más. Pero en términos epidemiológicos se miden con otra vara, no soy especialista ni mucho menos, pero las enfermedades han sido y seguirán siendo parte de la vida, convivimos con una infinidad de seres vivos con sus propios procesos biológicos, es inevitable.

Por: Marcos Baigorrí