Por Gabriel Rosenbaun

 

En la comunicación telefónica se filtran ruidos, cánticos, festejos. De todos modos, la voz de Luis Emilio Villar tiene su sello inconfundible. Su marca registrada. Se lo escucha emocionado, sacudido en los sentimientos.

Un rato después de la charla, «el Mily» publicará en redes sociales algunas fotos con su «niño mimado», con ese hijo varón que nunca tuvo: José Vildoza, el cordobés al que representa, el pibe que logró otra corona de Liga Nacional con la camiseta de San Lorenzo y acaba de ser elegido como Jugador Más Valioso de las finales de la edición 2020/21 frente a Quimsa de Santiago del Estero.

«El Mily» compartió equipos con lo mejor de su camada, en la previa a la Generación Dorada, y ahora se atreve a encontrar similitudes entre Vildoza y acaso los dos mayores símbolos en la historia de la Liga Nacional. «José tiene cositas de Marcelo Milanesio y del Pichi Campana», dispara Villar desde Buenos Aires.

–Como representante, conocés a José hace muchísimo tiempo. ¿Qué cosas de aquel pibito desafachatado sigue haciendo hoy en la Liga?

–Para mí, lo más importante es que, siendo muy talentoso, muy bueno, siempre está preocupado por hacer mejores a sus compañeros. Es algo que tenía Marcelo Milanesio. Yo lo viví con Marcelo como jugador, como compañero de equipo y de Selección, y en José lo descubrí en el acto.

https://twitter.com/LigaNacional/status/1393994716568489989

–¿Tenés alguna situación en mente de ese José muy chiquilín?

–Recuerdo una situación, en la época de José en Barrio Maipú, cuando hacía 60 puntos por partido. En una jugada, él le pasa una bola a un compañero que queda sólo al lado del aro y falla. José se acerca, lo palmea y le dice: «Dale, dale, no pasa nada». Tenía 14 ó 15 años y era algo que no se veía nunca en un pibe de su edad. Creo que ese día me «enamoré» de él como jugador y como pibe, como persona. Más allá de las condiciones y del talento, él siempre está preocupado porque sus compañeros se sientan bien, estén cómodos, se sientan importantes. Lo valoro muchísimo.

–Además de Marcelo, ¿tiene cosas de alguno de los otros «monstruos» con los que compartiste cancha?

–Sí, tiene cosas del «instinto asesino» de Pichi Campana. Si bien las formas de juego son diferentes, comparten esa desesperación por ganar: José encara, va al frente, no tiene miedo. A esas cosas las tenía Pichi. A esa esencia la tienen los dos. Marcelo y Pichi son los jugadores emblema del básquet de Córdoba, así que mirá la comparación que estoy haciendo.

https://twitter.com/VildozaJ11/status/1393676816083214337

DIEZ AÑOS JUNTOS

–En algún momento, José contó que vos empezaste a ir al club Barrio Maipú a «seducirlo», en cierta manera, pero que al principio él te rechazaba de plano. ¿Cómo fueron aquellos acercamientos?

–A mí me habían dado el dato y sabía que el pibe jugaba bien. Lo fui a ver un par de veces y lo quería seducir, digamos, pero él era muy tímido. Me respetaba demasiado, sentía mucha distancia. Un día logré que fuéramos a comer un lomito y ahí le dije que tenía todo para ser un crack, un gran jugador. Él era chico y lo que menos necesitaba era un representante. Necesitaba divertirse. Pero ahí le aclaré que el día que quisiera dedicarse de lleno al básquet e iniciar una carrera, yo quería estar a su lado. Me puse a disposición. De todos modos, la cosa se enfrío. Hasta que apareció una tapa de un suplemento de La Voz del Interior después del título en el Sudamericano Sub 15.

–Con toda modestia, ¡a esa tapa la produje yo! La hicimos en una casa de trofeos, con José Vildoza, Juan Pablo Vaulet y Martín Cabrera, los cordobeses de ese plantel.

–Yo estaba desayunando en el bar en el que siempre desayunaba y, cuando veo esa tapa, me digo: «Mirá vos qué bien el nene». La señora que me está sirviendo el café me comenta que lo conoce a José y, sobre todo, a la mamá. Entonces, como no me gusta invadir, le dije que si ella le podía comentar a la mamá de José que me gustaría ir a visitarla para hablar con ella. Creía que era el momento de apuntar a cosas serias. Yo ya sabía que él tenía mamá y no tenía papá. Y fui a visitar a Ana, que vive a la vuelta de Barrio Maipú. Y ella, en esa charla, me confió a su hijo de 15 años. Hoy tenemos una relación de amistad enorme con Ana y un cariño enorme con José.

–Además, vos tenés cinco hijas mujeres y José siempre dice…

–¡Dice que yo le digo que es como mi hijo varón! Sí. Tengo cinco hijas mujeres y José es como mi hijo varón. Lo conozco hace diez años y vivimos muchas cosas juntos.

–José contó alguna vez que, mientras él era súper distante con vos, un día apareciste en la cancha de Maipú y le hiciste un desafío y lo «cagaste a goles». ¿Lo recordás?

–Sí, claro. Después de hablar con la madre, en ese día que mencioné, le pregunté dónde estaba José. «Está allá en Maipú, tirando al aro», me dijo. Me fui, total estaba a la vuelta. De casualidad, yo estaba con pantalón de gimnasia, zapatillas, todo. Lo saludé a José y le empecé a alcanzar la pelota y a marcarle unos pequeños ajustes: cómo poner la mano o cuestiones puntuales. «Lástima que todo esto no te va a alcanzar conmigo; te juego una competencia y vemos», le dije. Se puso como loco: «¿Cómo no me va a alcanzar?», me desafió.

–¿Y le alcanzó?

–Nos pusimos a hacer una competencia de tiros. Hicimos un circuito que yo hacía cuando entrenaba. Tenés siete tiros y estás obligado a meter cinco. Y para pasar de estación tenés que anotar dos libres seguidos. Le gané y me quería matar. Me pedía la revancha todo el tiempo, durante años. Es tan competitivo que le quedó grabado eso. Y yo me negaba, por supuesto. Como a los tres años me dio lástima de seguir postergándole eso y accedí: ¡me pintó la cara, obviamente! Como no había testigos, le dije que no se iba a enterar nunca nadie. Ja.

–¿Aquel domingo te lo ganaste a José? ¿Ahí quebraste su resistencia?

–En esa competencia de tiro me terminó por aceptar. Sí, fue ahí. Ahí quebré esa resistencia, que tenía más que nada que ver con la timidez de él como un pibe, porque más allá de ser chico él siempre fue muy exigente con él mismo y con los demás, y también es muy inteligente. Ahí empezó todo.

 

Fotos y tuits: La Liga Contenidos y @LigaNacional

Fotos: Gentileza Luis Villar y archivo propio

 

CONTENIDO RELACIONADO

Luis Villar, sobre Vildoza: «El MVP de las finales es un estricto acto de justicia»